En días como hoy no debería
escribir,
ya que de hacerlo plasmaría solo
cosas tristes.
Porque cuando se sienten soledades
como esta,
los vacíos se vuelven voraces
y
mucha gente no basta,
para calmar su ansiedad.
Es por ello que una vez más reafirmo
que la sensibilidad es uno de los
peores virus,
que el hombre ha podido contraer
ya que esta hace, que el corazón
delate
lo que la razón trata de ocultar.
Ella es quien revela la verdad a
cada momento,
es despótica no me cabe duda,
porque de esa enfermedad yo padezco.
Pero por suerte estas vos,
para hacerme ver que ese cruel
flagelo
puede transformarse en la más dulce
de las miradas, o la más sentida
palabra,
palabra de amor.
Por esa esperanza es que vivo y
lucho,
de no ser así, de esa enfermedad
me sentiría desahuciada.
Pero, solo se, que el día que dejemos
de pretender ser, el centro de los
centros,
el borde de las cornisas
y el
norte de todas las brújulas,
podremos recibir una mirada
o una palabra como aquella
y
también por qué no, retribuirla.
18 de octubre de 1991
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