¡Oh pueblo que gimes y tiemblas,
en memoria de los desamparados
que cayeron por la perfidia del
traidor.
No pierdas nunca la esperanza,
porque esta sirve de abrigo
aún en los más duros inviernos.
No alimentes los corazones
de tus niños, de rencor y
resentimientos,
porque las venganzas no calman
ni desahogan el alma
y mucho menos devuelven hombres.
No te niegues a vivir,
no te subestimes,
no reprimas tus ganas
de volver a ser y crecer.
No quemes tus cartas,
ni te rodees de falsas corazas,
ármate si de valor
porque un tropezón no es derrota,
sino incentivo para seguir.
Y, si la justicia ha fallado
no la juzgues tan arbitrariamente
a lo mejor solo se ha extraviado
de su camino.
¡Oh pueblo que gimes y tiemblas,
en memoria de los desamparados
ya no sufras más ... descansa.
26 de junio de 1991
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